Esto es una confesión. Llevo mucho tiempo callándolo. Aguantando. Intentando superarlo. Y negándomelo. Pero siento la necesidad de contarlo.
Los que me conocéis desde niñas sabréis que fui una niña gorda. Es un hecho. Mi IMC estaba siempre sobre el recomendado y ya con 10 años utilizaba tallas de mayor, no de niña. No hace falta negarlo, ser gordx no es nada malo, al contrario de lo que todo el mundo me hizo creer.
Me llamaban gorda en el colegio. Gorda. Foca. Vaca. Se reían de mí cuando corría. Relacionaban el ser gorda con ser fea y me lo hacían saber. Yo lo tenía asumido. Estaba gorda y era fea, pero me daba igual ya que eso no me impedía hacer lo que mas me gustaba: jugar a fútbol, jugar a la Play, quedar con mis amigos... Lo tenía tan asumido que cuando me gustaba algún chico de mi clase o de alguna actividad extraescolar ya asumía que era imposible que se fijara en mí, ¿cómo lo iba a hacer siendo una chica gorda y fea? Habían niñas mejores que yo y mas guapas. No era el tipo de chica en la que un niño se fijaría.
Si a esto sumamos que no seguía el rol de lo que es concebido como "femenino" debería añadir el calificativo de "machorro" o "marimacho" a los que normalmente escuchaba.
Pero vuelvo a decirlo, me daba igual, yo seguía con lo mío. Y así fue entre los años que abarcaron desde 3 de primaria hasta 6 de primaria. Hasta que empecé la ESO.
Hasta Secundaria siempre me había juntado con los niños, las niñas para mí eran extrañas. Las conocía. Pero no tenía la misma relación que tenían entre ellas.
Pero a esta edad, a los 12, ya no me sentía cómoda entre ellos. No era una de ellos, no era parte del grupo. Era una chica, y me lo hacían saber. Me hacían saber que en realidad no pertenecía allí.
Fue en la ESO cuando me empecé a juntar con las chicas. Cuando me empezaron a interesar las cosas que a ellas les interesaba. A veces me pregunto si hice lo que de verdad quería hacer, o si hice lo que pensé que era correcto (era una chica ¿por qué no me juntaba con chicas? ¿por qué no me gustaba lo que a ellas? Era rara). Cuando me empezó a preocupar mi aspecto, y lo que los demás pensaran de mí.
Fue a partir de primero cuando me empezaron a afectar estos comentarios. Comentarios que hasta ese momento me habían dado igual empezaron a hacer mella en mi autoestima. Tenía 12-13 años. Quería ser guapa, como mis amigas. Quería que los chicos se interesaran en mí, como se interesaban en mis amigas. Quería que el chico que me gustaba también se fijara en mí. Pero no lo veía posible, ya que como dije, tenía asumido que era gorda y fea.
A esto se suma el hecho que durante este curso un chaval de mi clase le pareció gracioso recordarme frecuentemente que era fea y gorda (anda, ¡no lo sabía!). Yo no entendía por qué lo hacía. Siempre le había considerado mi amigo. Nunca le había hecho nada malo, pero él se reía de mí. Y me molestaba. Y me hacía daño. Primeramente porque no entendía el por qué tenía que meterse conmigo y segundo porque me hacía sentir mal conmigo misma.
No fue el único que se rió de mí, como dije anteriormente, era una actitud generalizada de la mayoría de niños el reírse por mi aspecto. Comentarios como "eres fea, ningún chico se va a interesar por ti", "quieres ser periodista, pero eres fea, y para serlo tienes que ser guapa", risas cuando hacía actividad física, caras de asco cuando alguien decía que A LO MEJOR a mi me gustaba x chico... Eran los que recibía, y los que empezaban ya a afectarme.
Podría decir que por suerte a finales de primero de la ESO (principios de 2012) descubrí la existencia de la boyband One Direction. No era muy conocida por aquel entonces. Pero me gustaban sus canciones, me gustaban ellos y me hacían sentir bien con sus letras (como por ejemplo la primera que escuché que fue "What Makes You Beautiful"). Digo que por suerte les descubrí ya que estar absorbida en el mundo fangirl, en el mundo de Twitter y de One Direction hizo que me desconectara de lo que pasaba fuera de Internet. Desconectaba de los comentarios que recibía en clase, me daban igual ya que estaba mas interesada en lo que les pasaba a One Direction y a los personajes de los libros que me gustaban a lo que opinaran de mí. Puedo decir que los tres años en los que mas estuve sumergida en el mundo fangirl fueron una especie de vía de escape a todo eso.
Pero ¡boom! Había una cosa de la que no me podría librar y que viven prácticamente todos los adolescentes. El primer amor. Me habían gustado chicos antes, me habían parecido guapos y tal, pero no me había enamorado. Hasta 2 de la ESO. Me empezó a gustar un amigo, teníamos muchas cosas en común y nos llevábamos muy bien. Él nunca se había reído de mí y me sentía cómoda hablando con él. Pero bueno, tampoco daba mucha importancia a lo que sentía por él porque esto fue exactamente en la época en la que estaba sumergida en el mundo fangirl y a parte, no veía posibilidades de gustarle. Seguía teniendo asumido que era fea y gorda.
Este "me gustas pero siento bastante indiferencia por si es recíproco o no" lo sentí hasta 3 de la ESO. Hasta que tuve 15 años. Muchas de mis amigas empezaban a tener líos, a tener novios, a tener algún chico que les hacía tilín y al chico también se lo hacía ella. Y yo también quería vivir eso. Quería en parte salir de mi burbuja que había creado alrededor de One Direction, Harry Potter, Cazadores de Sombras y las series para vivir lo que vivían mis amigas. Y me empecé a fijar mas en este chico. Me empezó a gustar mucho. Muchísimo. Estaba enamorada de él (enamorada como lo concibe la idea del amor romántico). Y yo me convencí de que A LO MEJOR, él sentía lo mismo por mi. Nunca había sido malo conmigo, era amable, nos llevábamos bien, nos contábamos nuestras cosas... ¿Por qué no?
No voy a ser dramática en esto pero le conté lo que sentía por él y me rechazó. Y esto me sentó muy mal. Muchísimo. No entendía el por qué me pasaba eso a mí. Por qué era imposible que alguien se viera interesado en mí.
Y esa tarde me miré al espejo, y lo primero que vi fue que estaba gorda. Y fue la primera vez que pensé que eso era algo malo, que pensé "a lo mejor si adelgazo y estoy como todas las demás chicas le gustaré". Y me fijé ese objetivo, tenía que adelgazar, tenía que adelgazar para gustar a un chico que no estaba interesado en mí.
Al principio se me hacía muy difícil, pesaba 70 kilos al empezar el año 2014. Hacía abdominales, hacía sentadillas... Pero no adelgazaba, al contrario, me veía mas gorda. Y cada vez, los comentarios que antes había pasado desapercibidos y que había ignorado me afectaban mas, ya ni siquiera One Direction, los libros y las series podían ayudarme.
Tenía miedo.
Tenía miedo porque sabía que habían muchas chicas que se habían obsesionado con adelgazar, que se habían obsesionado tanto que habían perdido el control de su mente y cuerpo y que no eran capaces de verse como realmente estaban. Sabía que habían chicas que habían muerto por llegar a pesos demasiado bajos. Sabía que era peligroso obsesionarse con el peso. Pero yo creía tener el control de la situación, creía saber llevar todo y que cuando llegara a estar delgada, dejaría el tema y se solucionaría. Que sería feliz y bla bla bla.
Pero me engañaba.
Nunca llegué a dejar de comer. Nunca llegué a vomitar. Nunca llegué a hacer todo lo que sale en las noticias sobre las chicas con trastornos de alimentación, pero sí me obsesioné con mi aspecto y peso. No llegué a hacer nada de eso por miedo a ponerme mal y por miedo a hacer daño a quienes me querían (a mi familia). Nunca llegué a hacerlo porque no quería ser egoísta.
Pero sí que dejé de comer muchas cosas que me gustaban como el chocolate, la Coca Cola (a la que ahora mismo tengo asco), comida industrial, patatas... Para adelgazar. Empecé a hacer deporte desmesurado para adelgazar también. Y puedes pensar: "bueno, eso está bien, si dejas de comer comida industrial y refrescos y empiezas a hacer deporte mejoras tu salud" y aunque sea verdad no es algo bueno. No lo hice por mi salud, lo hice por mi aspecto. No lo hacía para estar sana, lo hacía para tener el cuerpo que pensaba que me haría estar mas guapa.
Puedes no comer comida basura. Puedes hacer mucho deporte. Pero eso no significa estar sano. Podrás estar sano físicamente, pero a lo mejor no lo estás mentalmente. Yo no estaba sana mentalmente. Tenía una obsesión insana con adelgazar. Mi autoestima estaba por los suelos, no me gustaba lo que veía en el espejo, lloraba por no ser como quería, lloraba por no verme bien, lloraba porque por mucho que hiciera deporte no me veía mas delgada.
Adelgacé 12 kilos entre febrero y setiembre 2014. De pesar 70 kilos pasé a pesar 58. No me veía mas delgada pero y una mierda, estaba mucho mas delgada. Y la gente me lo decía. Me lo comentaron mis compañeros de clase cuando volví del verano y empecé 4 de la ESO. Me lo decía mi familia. No me lo paraba de repetir mi madre. Pero yo me lo negaba. No estaba mas delgada. Me seguía viendo gorda. La gente deliraba. Y durante ese curso, el de 4 de la ESO, seguí yendo al gimnasio y seguí restringiéndome x alimentos para adelgazar.
Y seguí adelgazando como es obvio. En junio de 2016 pesaba 50 kilos. Entraba en una 36 perfectamente. Y yo. Me seguía viendo. Gorda.
Seguía odiando mi cuerpo y seguía creyendo que tenía que adelgazar mas. Y mirándola con mi perspectiva actual eso ya era muy preocupante. Mi madre estaba preocupada. Me lo comentaban ya mis amigos. Alguna que otra compañera ya me comentó lo delgada que estaba. Pero es que yo no lo veía.
"Tengo el control sobre mi cuerpo, yo sabré cuando parar y dejar el tema"
Y una mierda.
Esto nunca se cumple.
A parte, me seguía sin ver guapa. Tenía 16 años ya y no había besado a ningún chico. Esto me molestaba y me hacía sentir que nunca iba a besar a nadie (por aquel entonces AÚN me seguía gustando el chico al que me declaré en tercero). Hasta que en el viaje de fin de curso de cuarto de la ESO conocí a un turista que también estaba en de viaje en el crucero y me lié con él. Fue solo por probar. Para ver como era besar a alguien. El chaval no estaba mal, pero pensándolo en frío me preguntó por qué lo hice. No me gustaba. Ni siquiera me gustó mas tarde haberle besado y me arrepentí a los pocos días.
Bueno, esto me quitó el peso tonto de encima de no haber besado a nadie y era la primera vez que un chico se fijaba en mí. Pero esto no hacía desaparecer mis problemas de autoestima.
Al volver del crucero volví a decirle al chico que sí que me gustaba que me seguía gustando y volví a ser rechazada. Esto me volvió a doler mucho. Pero decidí no volver a rebajarme. Y olvidarle. Ese verano lo hice. Al no verle durante tres meses y a parte no volver a tener que verle durante el curso siguiente al final conseguí olvidarle. Me costó, pero este "enamoramiento" me dejó factura.
Cambiando un poco el tema, a finales de 2014 descubrí el feminismo, me interesó y empecé a formarme. Al principio era un feminismo muy light, muy "feminismo es igualdad" y poco mas. Pero durante el año 2015 empecé a implicarme mas en la política y en las causas y luchas sociales y cada vez empecé a leer mas sobre él y a formarme mas en aspectos que antes no se me habían pasado por ningún momento por la cabeza, como el antiespecismo, el comunismo, el tema de la autodeterminación de las naciones oprimidas, la lucha LGBT...
Me sentía muy hipócrita hablando de x temas de feminismo ya que luego no sentía que lo aplicara en mi vida. Y el tema principal con el que me sentía hipócrita era que yo predicaba que todos los cuerpos eran bonitos, que nos teníamos que querer tal y como somos, que da igual si eres gorda o delgada para quererse, que no nos tienen que importar las opiniones de los hombres sobre nuestro cuerpo o aspecto... Pero luego me odiaba. Yo decía unas cosas pero luego sentía otras. No me quería. Odiaba mi cuerpo [aclaro que esto fue durante finales de 2014 y todo 2015]
Pero a finales de 2015 cambié de aires al cambiarme de instituto, conocí a gente nueva, me ayudó a mostrar mi verdadero yo (un yo que no había mostrado en mi antiguo instituto ya que no me sentía segura para hacerlo. Ya estaba catalogada con una personalidad y cuando te catalogan de algo es muy difícil salir de ello) y cada vez estaba mas cansada de odiarme.
Empecé a ver lo bonito de mi. Era buena amiga, era buena hija, era cariñosa, a veces era graciosa, intentaba siempre hacer cosas buenas, no era mala persona... A parte, cambié mi aspecto. Me corté el pelo. Y el "look" que me dejó me gustó bastante y me subió mucho la autoestima. Además de todo esto, me empecé a juntar con amistades y con personas que me hacían sentir muy bien conmigo misma, dejé de lado a gente tóxica y empecé a juntarme con chicas que me hacían sentir querida. Que decían que era guapa, que tenía un cuerpo bonito... Me decían todo lo que antes nunca había escuchado.
Y a lo mejor lo que voy a decir ahora es un poco contradictorio con mis ideales, pero es la verdad y una de las cosas que esta relación me ha aportado y que estaré eternamente agradecida. Seguid leyendo hasta el final.
A finales de diciembre 2015 empecé a salir con un chico, Rubén, mi primera pareja. Todo al principio se me hacía muy extraño. Los chicos nunca se habían fijado en mí. Nunca se habían sentido atraídos por mí. Nunca les había parecido guapa. Nunca nadie fuera de mi ámbito familiar y de amigas me había dicho que lo era. Nunca me habían dicho que era preciosa o que les gustaba mi cuerpo, o mis ojos (otra cosa que siempre he estado muy acomplejada ya que se han reído durante años de mí porque de niña miraba para arriba al enfadarme), o mi sonrisa (con brackets). Todas las cosas que yo había odiado de mí durante años a esta persona le gustaba. Y esto me hacía sentir confusa. No lo entendía.
Al principio de la relación no sabía si abrirme, aún tenía miedo a que todo fuese efímero y lo acabase pasando tan mal como lo había pasado con mi amigo. Pero Rubén me hacía sentir cómoda, me hacía sentir libre, era yo misma estando con él. Y he acabado confiando mucho en él, es una de las personas en las que mas confío.
Me he sentido muy insegura, por si él se cansaba. Por si se daba cuenta que no era para tanto. Si dejaba de ver bonito lo que le gustaba de mí y empezaba a verme con mis propios ojos. Tenía miedo de cansarle con mis problemas, con mis inseguridades, con a veces no creerle cuando me decía que me quería.
Pero a la vez me ha ayudado muchísimo. Él y mis amigas me han ayudado muchísimo a empezar a apreciarme por como soy, a ver todo lo que a ellxs les gusta de mí y que yo odiaba. He empezado a querer a mis muslos, a mis piernas, a mi estómago, mi sonrisa, a mis ojos, a mi frente... Todo lo que en su día me avergonzaba ahora me gusta (y no digo que a veces no me sienta mal conmigo misma, pero es que he pasado de odiarme cada día de la semana a tener algún que otro bajón temporal). He empezado a darme cuenta que la gente puede disfrutar estando conmigo, que no necesariamente soy una pesada, que la gente me puede querer sin ser parte de mi familia.
¿Y por qué digo que puede parecer un poco contradictorio con mis ideales? Porque como feminista no creo que te debas sentir bien y querida porque a un chico le gustes pero tengo que admitir que Rubén me ha ayudado muchísimo en mi proceso de quererme. Me ha ayudado porque ha estado conmigo y porque me ha apoyado. Me ha ayudado a ver bonito lo que yo antes no veía. Pero es que no ha sido solo Rubén, han sido todas mis amigas que han estado durante muchísimo tiempo leyéndome, escuchándome y aconsejándome. Albu, Naiara, Ruth, Sara, Silvia, Laura...
Y lo que de verdad me ha ayudado a estar bien con mi cuerpo y conmigo misma es darme cuenta que no necesito a nadie para ser feliz a parte de mi misma, que a la vez mi objetivo en la vida no debe ser ser guapa o estar delgada o ajustarme a los cánones actuales de belleza. Que vale, puedo estar gorda y ser fea ¿y qué? Eso no quita que pueda ser una gran amiga, que pueda ser inteligente, que pueda triunfar en la vida, que pueda hacer cosas buenas... Ser guapas no debe ser mi prioridad, no debe preocuparme serlo porque esta obsesión con ser guapas es una herramienta del patriarcado para someternos y mantenernos sumisas.
Yo ahora mismo me siento genial conmigo. Me gusta lo que veo y en lo que me he convertido. Y me da igual si engordo o si adelgazo. Me da igual si estoy fea o si soy guapa. Me da igual porque no lo veo como algo que me deba preocupar.
Y lo vuelvo a decir, a veces me afecta y a veces me molestan ciertos comentarios, pero es que tampoco me libro de la presión estética y de querer ser aceptada. Porque aprender a quererse y darse cuenta que no es nuestro objetivo ser guapas es algo prolongado y constante. No te levantas una mañana y te quieres.
Y a todo esto, quiero pedir perdón a toda persona de la que me reí en su momento cuando era niña por su aspecto, físico o manera de ser. Quiero pedir perdón a Nerea, a Andrea, a Raúl... Quiero pedir perdón a todas las chicas con las que me confronté por gustarle el mismo chico que a mí, por vestir como les daba la gana o salir con quien les diera la gana. Quiero pedirles perdón porque es algo que me come por dentro. Que fuera niña e inconsciente no me libra de haber hecho comentarios hirientes. Que alguna persona de la que me reí también se hubiera reído de mí tampoco me libra.
Quiero pedir perdón porque a veces pensamos que nuestras palabras son solo palabras y que no tienen repercusión, cuando esto es totalmente falso. Sí lo tienen, mas de lo que creemos.
Como soy hoy no se ha hecho de un día para otro, mis temores, mis problemas... No han salido de la nada. Han salido de comentarios graciosos, de bromas, de comentarios que a lo mejor la intención de la persona que intentaba decirlos no era hacerme daño, aunque lo hiciera.
Esas bromas que se hacían en primaria me afectaban. Los "marimacho" que me decían en primaria me afectaron. Las bromas pesadas de primero de la ESO me afectaron. Decirme que si no era guapa no podría estudiar lo que quería me afectó. Llamarme "Happy Meal" por estar gorda me afectó. Me afectaron comentarios que seguramente las personas que los hicieron ya se han olvidado ya que para ellos no tenían importancia. Pero para mi sí.
Recuerdo cada persona que se rió de mí (y recuerdo quien no, y tristemente los que no son contados) y recuerdo lo que me decían. Y a veces sigo sintiendo una rabia interna por estas personas cuando las veo. Siento rabia porque me hicieron insegura, me hicieron odiarme, me hicieron sentir que no valía. Soy tímida a la hora de mantener nuevas relaciones porque siempre pienso que van a pensar mal de mi o que me van a criticar. Durante años he pensado que la gente se va a cansar de mi en seguida porque no me he valorado suficiente para creer que a alguien le puedo interesar (y a veces me sigue pasando). Durante años he creído que nadie se fijaría en mí porque durante años me llamaron gorda como si fuese algo malo y un insulto y me hicieron ver que si lo era absolutamente a nadie le gustaría.
Por eso quiero pedir perdón. Porque de la misma manera que me ha pasado a mi le ha podido pasar a los demás con alguno que otro comentario que hice. Y ¿sinceramente? No arreglaría el daño hecho pero sí que me gustaría que la gente que se rió de mí en mi momento y que se pudiera sentir identificado con lo que he explicado me pidiera perdón por lo que me hizo. No haría desaparecer mis problemas, pero me quitaría un peso de encima.
Les pido perdón porque me arrepiento de haberlo hecho y solo deseo que mis comentarios no hayan llevado a nadie a sentirse tan miserable como yo me he llegado a sentir.