Primera parte
Los éxitos de la Revolución Burkinabe
Sankara llegó al poder mediante un golpe de estado militar el 4 de agosto de 1983, pero su revolución fue sin embargo una profundamente popular.
Para Sankara, el poder político era una herramienta para liberar a su país de la dominación extranjera, y sobre todo, para liberar a su pueblo de las múltiples formas de dominación económica, social y política.

Estas transformaciones deberían conducir al traspaso del poder al pueblo, dijo.
"El objetivo de esta revolución es que el pueblo ejerza el poder".Este objetivo fundamental solo podía ser alcanzado con la movilización de las masas.
Sankara dijo:
"Creo que lo mas importante es conducir a la gente al punto en el que tengan confianza en ellos mismos, y que entiendan que pueden, finalmente... ser los autores de su propio bienestar".En gran parte, la Revolución Burkinabe fue un experimento original en una profunda transformación social, económica, política e ideológica. Fue un atrevido intento en el desarrollo endógeno (interno) mediante la movilización popular.
Esto requirió esfuerzos extraordinarios para hacer tomar conciencia y movilizar a las masas en los Comités por la Defensa de la Revolución (CDR) y otras estructuras revolucionarias.
A pesar de algunos excesos de los CDR y otras estructuras revolucionarias, no hay duda que uno de los objetivos primordiales de la revolución bajo Sankara fue dar la posibilidad a la gente de hablar y expresarse libremente, y así construir su propia auto-confianza.
Debilidades y errores
Como en todos los esfuerzos humanos, la Revolución Burkinabe tuvo sus subidas y bajadas. A pesar de sus logros indisputables, la revolución también tuvo sus debilidades que socavó la cohesión del liderazgo.
Estas avivaron la oposición entre ciertos segmentos de la población que inicialmente la apoyaron, como las clases medias intelectuales.
Uno de los lados débiles está relacionado con el hecho que las fuerzas sociales que habían participado en su triunfo (campesinado y proletariado) podían no tener las herramientas ideológicas para permitirles entender mejor y apoyar la paz del cambio revolucionario.
Otra debilidad radica en la dificultad de erigir una coalición sólida y duradera, entre Sankara y sus camaradas por un lado, y por el otro los partidos políticos que representaban a las clases medias intelectuales.
Esto explica indudablemente algunos de los errores cometidos por la dirección revolucionaria que enajenaba a una parte de la población y que empeoraron las contradicciones dentro de la dirección cuando se acumularon dificultades.
Tal vez, en cierta medida, el activismo tomó el lugar de un trabajo mas paciente que consistía en educar a las masas para que los obstáculos ideológicos y sociales a la movilización social pudieran ser superados.
Los enemigos de Sankara que operaban en las sombras y el relativo aislamiento del país en la subregión puso el último clavo en el ataúd.
El gobierno revolucionario de Sankara fue derrocado, y Sankara fue asesinado el 15 de Octubre de 1987 en un golpe militar.
Lecciones
La Revolución Burkinabe fue el último gran empujón para conseguir la emancipación popular y democrática del continente africano. Ni el final del Apartheid en Sur África, ni la victoria del SWAPO en Namibia, trajeron con ellas el mismo tipo de transformación económica y social.
La revolución fue un atrevido experimento en el desarrollo interno, desde la construcción de infraestructuras (como presas, ferrocarriles, escuelas y caminos) hasta la intensa movilización de las masas impulsada por el principio de la independencia.
Sankara denunció la llamada "ayuda" extranjera, a lo que dijo que: "no producía nada mas que desorganización y esclavitud".
Se negó a escuchar al Banco Mundial y al FMI, según él eran "charlatanes que intentan vender modelos de desarrollo que han fallado".
Sankara mostró que la "pobreza" no tiene que ser traducida como una pérdida de dignidad o soberanía.
La Revolución Burkinabe también puede enseñar algunas lecciones negativas, como la dificultad de edificar una relación estable entre el ejército y los intelectuales progresistas.
Otra lección está relacionada con el destino de los golpes militares: ¿puede un golpe de Estado realmente servir como base de un sostenible cambio revolucionario o está condenado a ser pura espuma?
Las fuerzas revolucionarias africanas deben estudiar las lecciones que nos da esta experiencia para futuras luchas.
Las ideas y los principios que guiaron a la Revolución Burkinabe no desaparecieron con el asesinato de Sankara. Seguirán guiando a las luchas africanas populares y a los movimientos de resistencia hasta que la dominación extranjera haya desaparecido y los africanos hayan recuperado su soberanía.
La mejor manera de honrar la memoria de Sankara es continuando su lucha y promoviendo los valores que él encarnaba.
De la mismas forma que la sangre del Che ha alimentado a las tierras sagradas de las Américas donde dignos sucesores del legendario revolucionario están ahora echando raíces y persiguiendo los sueños de Simón Bolivar y otros héroes suramericanos, el sacrificio de Sankara y sus predecesores crearán a otros Sankaras que un día llevarán a cabo el sueño de una África independiente, próspera y unida, directora de su propio destino.